Inteligencia artificial en beneficio de las empresas

La inteligencia artificial (Artificial Intelligence, o AI) es un término que reúne un conjunto de técnicas que permite que las máquinas realicen acciones de forma racional, es decir, que tengan sentido, puedan intervenir en el mundo y reúnan las mismas o mejores capacidades del ser humano para ciertos trabajos.

Así lo explica Sebastián Rodríguez, ingeniero de inteligencia artificial, quien precisa que ese conjunto de técnicas que apuntan a tres procesos: percepción, planeación y acción. Por ejemplo, los carros autónomos perciben su entorno, identifican si tienen al lado una persona, otro vehículo y que el semáforo está en rojo; planea qué hará para no accidentarse ni atropellar a nadie y ejecuta la acción, es decir, se desplaza a una velocidad calculada e interactúa con su entorno de tal manera que no cometa errores.

La Inteligencia artificial le permite a las empresas entender las necesidades de los clientes, sugerir el producto perfecto a la persona correcta y agilizar el proceso de venta.“En el contexto de las ventas, las técnicas de agrupamiento pueden usarse para identificar distintos tipos de clientes de forma automática”, agrega.

¿Qué es la inteligencia artificial?

Es la tecnología, computación y ciencia que integra máquinas que puedan tomar decisiones, resolver problemas y automatizar procesos, lo que finalmente se traduce en ahorro de tiempo y dinero; impulsando a los humanos a hacer tareas más productivas e intelectuales, en lugar de labores operativas.

El término inteligencia artificial se mencionó por primera vez en 1956, en medio de una conferencia realizada en Dartmouth, por John McCarthy, Marvin Minsky y Claude Shanon, quienes aseguraron, en ese entonces, que a la vuelta de 25 años, los ordenadores harían el trabajo de los hombres. Sin embargo, al año siguiente, un ordenador era capaz de reemplazar

algunos trabajos operativos del hombre como detectar imperfecciones de carros con cámaras o contestar mensajes de textos a clientes.

“Un algoritmo se crea a partir de los errores y evoluciona, saca su mejor versión por sí solo. Si tengo un algoritmo inicial, lo enfrento a una situación, y de acuerdo, a los resultados, se modifica para que le vaya mejor, tal y como los humanos aprendemos a montar bicicleta, nos equivocamos, nos caemos, pero perfeccionamos la técnica”, agrega el ingeniero.

¿Para qué se usa la inteligencia artificial?

Hoy la inteligencia artificial se usa para automatizar procesos, programar máquinas para hacer tareas de alto volumen, en menos tiempo que los seres humanos; asimismo, para capturar y analizar información, incluso, para diagnósticos médicos precisos y a tiempo.

Esta área del conocimiento apunta al beneficio del consumidor, se crearon desde los algoritmos que recomiendan productos en el hasta los asistentes virtuales, que interactúan con el usuario.

Siri de Apple es una de las asistentes virtuales más famosas del mundo, a través del reconocimiento de voz, es capaz de hacer llamadas, enviar mensajes, buscar información y contactos. Incluso, canta si un humano se lo pide. Entre los asistentes virtuales también están los chatbots, incorporados a páginas web y redes sociales, capaces de responder preguntas y ayudar a las personas las 24 horas del día y en tiempo real.

Los coches autónomos son capaces de imitar las capacidades humanas sin cometer infracciones de tránsito ni causar accidentes. Estos vehículos, a través de láser, radar, sistemas de posicionamiento global y visión computarizada, son capaces de percibir el entorno y conducir en la ciudad o en carreteras.

Para conocer un caso emblemático en el mundo sobre inteligencia artificial, lee Sophia, el humanoide más famoso del mundo, que se describe así mismo como un robot con inteligencia artificial, que ayuda a las personas.

AI en comercio electrónico

La inteligencia artificial se combina con Big Data para analizar en tiempo real datos sobre el perfil de los clientes, lo que optimiza la experiencia de usuario y ayuda a los vendedores a mejorar el engagement con ellos. Entre más datos haya, los algoritmos funcionarán mejor.

Por ejemplo, Netflix alimenta sus algoritmos de inteligencia artificial con el conglomerado de todas las interacciones que históricamente han tenido sus usuarios con su contenido, caracterizando sus preferencias y generando buenas recomendaciones.

El cliente recibe el mensaje adecuado en el momento preciso, incluso el algoritmo es capaz de predecir el futuro. La inteligencia artificial pone en el centro al consumidor porque su experiencia es personalizada

Las tiendas virtuales pueden capturar información que les ayuda a conocer a sus usuarios, saben qué compran,conocen sus gustos y tienen sus datos demográficos, para influenciar sus campañas publicitarias de manera correcta e inteligente, en vez de gastar recursos apuntando a personas que no necesitan ni buscan sus productos.

Según el ingeniero de Pragma, tiene tres técnicas de inteligencia artificial que se dan en distintas etapas: entender a los clientes, sugerir productos y agilizar el proceso de venta. Aquí está su explicación.

Para saber más sobre las tres técnicas de AI, lee Inteligencia artificial, ideal para el comercio electrónico

Entender a los clientes

Comprender las necesidades de cada cliente es esencial para saber cómo llegarle, tratarlo de manera genérica disminuye la capacidad de retenerlo. Es acá donde entran las técnicas de agrupamiento, que son algoritmos que automáticamente pueden identificar los grupos más representativos de una población.

En el contexto de las ventas, las técnicas de agrupamiento pueden usarse para identificar distintos tipos de clientes de forma automática. Esto ayuda a ofrecer campañas publicitarias y promociones personalizadas, de tal forma que cada acción que realizamos se dirige a un grupo específico de clientes potenciales con características comunes.

Sugerir productos

Cualquier visita a plataformas de comercio electrónico como Amazon, eBay, Alibaba, entre otras, muestra en diferentes espacios una sección de productos recomendados de forma personalizada, es decir, contiene diferentes artículos para cada usuario, según sus intereses.

Este nivel de personalización se logra mediante el desarrollo de sistemas de recomendación, que se alimentan de características de distintos productos y usuarios, pero utilizan principalmente la información de las interacciones entre ambos. Estas pueden ser de varios tipos: la calificación que un usuario le da de forma explícita a un artículo y el tiempo que pasa viéndolo.

Con esta información, es posible estimar la afinidad que los usuarios tienen con distintos productos, incluso, con aquellos que desconocen, lo que es un factor determinante para incrementar las ventas.

E-commerce: el producto que el usuario quiera en sus manos

Agilizar el proceso de venta

Algunas plataformas de comercio electrónico disponen de un chatbot con el que pueden responder a todo tipo de dudas, quejas y reclamos, así como orientar al cliente en todo el proceso de compra.

Hace unos años, este servicio solo podía ofrecerse a través de un call center, que necesitaba de muchos empleados, entrenados para responder a todas las necesidades y preguntas del cliente. Sin embargo, hoy es posible entrenar chatbots, herramientas tecnológicas que sirven para mantener conversaciones automatizadas con un lenguaje natural, es decir, las personas no notan que hablan con una máquina. Estos mejoran los tiempos de respuesta, la escalabilidad y rebajan los costos de operación.

Los chatbots requieren de un análisis automático del lenguaje que identifica las intenciones de los diferentes clientes y algunas palabras clave para responder con precisión a estos.

En definitiva, el desarrollo de la inteligencia artificial nos entrega varias posibilidades para potenciar las ventas a través del comercio electrónico, el cual es un entorno propicio para la explotación de estas técnicas dado la gran cantidad de datos que intervienen en todo el proceso de compra.

Sails, el chatbot que vende en minutos

Sails, creado por Pragma, es la primera startup de Colombia que usa plataformas de mensajería en redes sociales, capaz de iniciar una venta y llevarla hasta la transacción final sin intervención de un ser humano. Esta operación entre el asesor y el cliente normalmente dura dos días, mientras se concreta la venta por chat, tiempo suficiente para que el cliente encuentre otras opciones y abandone la compra.

La gran ventaja de este asistente virtual es su inmediatez, se demora segundos en responder mensajes y unos 10 minutos en concretar la venta, incluso, permite que las personas paguen con tarjeta de crédito desde el chat. Sails usa Machine Learning, a partir del análisis de los datos que recopila, es capaz de recomendar el producto más apropiado a una persona que pregunta, por ejemplo, por unos zapatos negros, pero no especifica si son tenis, botas, sandalias o tacones. Es decir, el robot identifica qué quiere el cliente sin necesidad de que este sea preciso.

Eso se logra porque el asistente tiene información del cliente que previamente ha interactuado con él, conoce el histórico de sus pedidos y los productos por los que ha preguntado, entonces sin tener que pedirle lo preciso, le muestra los de su gusto como primera opción. El resultado es que mejora la experiencia de los clientes, y por ende, incrementa las ventas.

Sails es capaz de mantener el tono de la marca, se adapta al ADN de esta para que el usuario sienta que es más natural. Las marcas no se expresan igual, unas tutean, usan emojis y otras son más formales.

Sails tiene una tasa de conversión muy alta, de cada 100 personas que inician una compra, el 4,63 por ciento se concreta. Mientras que una tienda online de Colombia en promedio convierte solo el 1 por ciento.

Si quieres más detalles de este bot, lee Sails, el robot que inicia y cierra ventas por chat en minutos

Caso de éxito de Sails: Colorette aumentó sus ventas

El objetivo de Pragma y la marca de maquillaje Colorette era habilitar el chatbot como canal digital de venta para que operara las 24 horas y así aumentar las ventas directas de la marca, sin perder clientes por no responder a tiempo.

Colorette usa Sails desde hace siete meses, y en ese tiempo, logró que el 39 por ciento de las ventas se realizara en jornada no laboral y que el 41 por ciento se cerrara con tarjetas de crédito, uno de los medios de pago que ofrece Sails y que antes no tenía la marca para cerrar sus ventas por whatsapp.

Antes de eso, el 95 por ciento de los ingresos de Colorette provenía de las ventas a través de distribuidoras y perdían ventas por no atender a los clientes que escribían por redes sociales en horarios no laborales.

Hoy el bot responde en tiempo real las preguntas de sus usuarios, asociadas a la búsqueda de productos y otras preguntas frecuentes las 24 horas del día, y en el mismo tono de comunicación de la marca, además, identifica las intenciones de los usuarios para mostrar los productos de su búsqueda específica y acompañar el proceso de compra.

El bot se llama Celeste,, este tutea y habla con emojis para generar más cercanía y engagement con sus usuarios. Se logró una comunicación igual a la de los otros canales de la marca.

Automatización, uno de los grandes beneficios

En la economía de servicios se automatizan negocios financieros, de telecomunicaciones, de turismo, de salud, de seguridad, de educación, entre otros. Cuando se automatiza, se reemplazan actividades humanas por procesos mecánicos o de software para que los colaboradores se dediquen a tareas de mayor exigencia intelectual y de mayor ingreso.

Anteriormente, la automatización era un medio para aumentar la productividad y ahorrar costos; hoy la necesidad es distinta: se hace para cambiar la vida de la gente, se trata de hacer las cosas mejores, más rápidas, seguras y confiables.

Marcos Vélez Botero, presidente de Pragma, explica que la Revolución Industrial obligó a automatizar procesos de manufactura, mientras la Revolución Digital tiene un impacto análogo. Para muchos negocios, su mercado será netamente digital en unos años.

Por eso, las empresas consolidadas en la economía tradicional, deben transformarse con el fin de entrar en la economía de hoy. Las marcas necesitan estrategias incluyentes con procesos de automatización, sin importar el origen del negocio ni del sector.

Automatización no es deshumanización del servicio, al contrario, se automatiza para humanizar los negocios”: Marcos Vélez.

Igualmente, dice que la automatización del negocio es un camino obligado; un buen aliado, un objetivo claro, recorrer el camino sin prisa y sin pausa, aprender a caminar mejor, y finalmente, entender que automatizar es tener clientes más felices, con una mejor experiencia de compra, lo que se reflejará en los ingresos del negocio.

Automatización, el camino a la transformación digital

No basta con automatizar, hay que general valor

Sabemos que la habilidad de monitorear, evaluar y reaccionar ante los cambios es un factor clave de diferenciación en el mercado. Por eso, las prácticas que adoptemos para automatizar los procesos de negocio tienen un impacto directo en la generación de valor para la organización.

Ser ágil no se trata solo de hacer las cosas más rápidamente, sino de producir la mayor cantidad de valor para la organización en el menor tiempo posible. Esto implica adoptar prácticas que permitan emprender iniciativas de mejora y automatización de procesos basadas en la generación de valor de forma incremental.

Si concentramos nuestros recursos en la creación de valor durante todo el ciclo de vida de la automatización, que es el camino a la transformación digital, tendremos la capacidad de implementar pequeñas mejoras para adaptarnos de forma continua a los cambios del entorno.

Adoptar principios ágiles para automatizar un proceso nos permite entender y priorizar la generación de valor. Además, nos da la capacidad de implementar todas las etapas del ciclo de vida del proceso, lo que permite obtener entregables tangibles a corto plazo con alto impacto para la organización.

Ya no basta con automatizar los procesos: hay que generar valor

Gestión de tecnologías en Colombia

Según un estudio del Ministerio de las TIC, entre 2015 y 2017, el sector productivo avanzó significativamente en la adopción de tecnologías maduras (redes, computadores, software, aplicativos). Sin embargo, MinTic revela que no se avanzó en la apropiación de las tecnologías avanzadas, como la seguridad digital, la computación en la nube, la robótica, la inteligencia artificial, big data o blockchain.

El análisis midió la adopción y gestión de tecnologías en 17 sectores productivos de la economía nacional, los de mayor importancia e impacto en el crecimiento para identificar brechas y oportunidades en el proceso de transformación digital del sector empresarial.

MinTic encontró que hay “un rezago en la digitalización de funciones de procesamiento interno en las compañías y en la interacción con los proveedores externos. Apenas el 16 por ciento de las empresas grandes efectúan ventas a través del comercio electrónico; el 14 por ciento, Pymes, y el 12 por ciento, micro.

El análisis también mostró que en gestión de tecnologías maduras, los sectores más avanzados son salud, información y comunicaciones, mientras que las industrias manufactureras, el comercio, hoteles y restaurantes son los que registran una digitalización del procesamiento menor.

Las regiones de Colombia con mayores índices de digitalización productiva son Atlántico, Antioquia y la región central, mientras que la Orinoquía y la Amazonía tienen el mayor atraso, por lo cual también es importante encauzar las políticas de transformación digital en estas regiones.

Del avance de la tecnología no solo se benefician las industrias sino también las personas en el día a día. Cualquier técnica que ayude a un computador a percibir, planear o actuar, es considerado inteligencia artificial.

5 ejemplos de Inteligencia Artificial (IA) en la Administración pública ¿Presente o futuro? – Concepción Campos

“La Inteligencia Artificial en marcha: Interoperabilidad entre Administraciones y procedimientos administrativos automatizados”, con este título tuve el placer de participar en el 13º Congreso Jurídico de la Abogacía de Málaga, en la sección de Derecho Administrativo, coordinada de un modo excelente por Gonzalo García Weil, (al que agradezco la invitación y también al gran compañero Domingo Gallego). Y tengo que decir que la preparación de esta ponencia fue absolutamente enriquecedora y muy interesante, en particular, desde la óptica de la Inteligencia Artificial (IA) en el sector público, por lo que me gustaría compartir aquí algunas de las posibilidades que nos ofrece esta tecnología.

Con Domingo Gallego y Gonzalo García Weil en el 13º Congreso de ICA Málaga

Lo primero que tengo que decir es que de las imágenes más asociadas a la búsqueda de información sobre inteligencia artificial, es el título de libro de Terry Pratchett, que me provoca una serie de reflexiones que quizás (sólo quizás) ponga por escrito otro día “La estupidez real siempre vence a la inteligencia artificial” ¿es cierto? No me gustaría creer que sea así, lo que está claro es que se abren nuevos e inexplorados escenarios que pueden generar cierta resistencia en su implantación.

Lo que sí es cierto es que en materia de IA (y de muchos otros aspectos tecnológicos y no tecnológicos) se cumple la premisa de que la ley va siempre por detrás de la sociedad, y, en este caso, de hecho, muy por detrás, por lo que su desarrollo e integración en la gestión diaria se está haciendo sin marco legal y eso produce, en muchos casos, vértigo. Porque la posibilidad de incorporar herramientas que permitan realizar de manera más eficiente y segura toda una serie de tareas supone un cambio de calado para las organizaciones.

Sin embargo, los ciudadanos, la sociedad e incluso los empleados públicos resistentes en su faceta personal, aceptan muy bien este tipo de novedades por los beneficios inherentes que conllevan. De acuerdo a un estudio realizado por OpenText, el 25% de los ciudadanos afirma que la implementación de la IA en las administraciones públicas se producirá en los próximos diez años y tendrá grandes ventajas para ellos, tales como reducir los tiempos de espera y disminuir la burocracia administrativa.

Para comprobarlo, podemos enunciar algunas de las aplicaciones que a día de hoy se pueden incorporar en el ámbito del sector público:

1.- Chatbots conversacionales. De la Siri de Apple a la Alexa de Amazon, en nuestro caso sería ¿Paqui?. Debemos preguntarnos si tienen sentido los chatbots en la administración. Ejerciendo de gallega ¿por qué no? Siempre con el servicio público en el centro, y desde la sensibilidad de la mejor “atención al cliente”, no abandonando al ciudadano a su suerte frente a un bot estandarizado (las compañías telefónicas ya han demostrado que pueden acabar con el más paciente). Sin embargo, la idea de tener un servicio de atención al cliente automatizado todavía suscita algunas dudas entre los ciudadanos, sólo el 14% de los encuestados por OpenText considera que tendría una mejor atención al cliente a través de un robot en los trámites derivados de la Administración Pública.

2.- Drones. Al margen de otras infinitas posibilidades que se abren en la utilización de este instrumento, las labores de vigilancia y control pueden verse notablemente mejoradas por su uso. En materia de seguridad ciudadana, movilidad y tráfico, o, por ejemplo, inspecciones de urbanismo, representan un mecanismo versátil tanto por las posibilidades de programación, como por las ventajas que ofrece frente a las personas, en términos de superficie, costes de desplazamiento, disponibilidad de personal, etc.

3.- Big Data. A estas alturas nadie duda que la administración dispone de millones de datos que pueden generar valor público, y que existe la obligación de trabajar para su apertura y posibilitar su reutilización. Pero esa reutilización pasa por la propia administración, por aprovechar las posibilidades que se ofrecen para ofrecer un mejor servicio, aplicar beneficios fiscales, y responder a ese papel integrador, la apertura de los datos debe llevarnos de gestionar la demanda a una posición proactiva, buscando el mejor servicio, personalizado mediante el big data.

4.- Prevención contra la corrupción. La introducción de las nuevas tecnologías constituye, en sí misma, una herramienta de prevención y lucha contra la corrupción, la trazabilidad de las actuaciones electrónicas, y la seguridad que rodea a su gestión favorece la confianza en la gestión, y la introducción de mejores sistemas de control. Sistemas de control que pueden aplicarse a sectores tan en riesgo y bajo sospecha como la contratación pública. Como ejemplos podemos citar como los sistemas alerta temprana impulsados por los pactos de integridad en la contratación impulsados por Transparencia Internacional España.

5.- Blockchain. Cada día nos toca aprender nuevas posibilidades (y anglicismos), y entre las más recientes y prometedoras está en Blockchain (la cadena de bloques para entendernos). Su utilización nos aportará integridad, seguridad, permitiendo descentralizar al entorno en el que tienen lugar las transacciones, En Blockchain es un elemento clave para el nuevo modelo de administración hiperconectada puedes consultar qué modelos se están estudiando para aplicar la Blockchain en la administración pública, y también recomendable la lectura de Pedro Fernández Saez en ¿Sabes qué puede aportar Blockchain a las Administraciones Públicas?

En conclusión, la IA en la administración (y en la sociedad) es ya el presente y tiene un gran futuro. La Agencia Tributaria cuenta con IBM Watson en sus desarrollos, aparecen aplicaciones predictivas, como Jurimetría, que hacen pensar en el papel de los jueces, en el caso de lo abogados, los estudios señalan que en los próximos 5 años, entre el 20% y el 50% de las tareas legales rutinarias se verán reemplazadas por la IA, capaz de automatizar un gran número de los procesos sin intervención de la firma de abogados. Todo ello sin olvidar la vertiente más generalista de la IA, ya probada en los modelos de ciudades inteligentes, actuando sobre los consumos, generando y promoviendo un desarrollo y un diseño urbano sostenible, de ciudades pensadas para las personas.

Ahora bien, con un matiz (importante, en mi opinión). Tenemos, pulseras y relojes inteligentes, neveras inteligentes,ciudades inteligentes, inteligencia artificial, pero sin duda lo que necesitamos son personas inteligentes, empleados públicos inteligentes,políticos inteligentes y, sin duda, el primer signo de inteligencia es la capacidad para adaptarse (por eso hemos llegado desde las cavernas a Marte). Ya lo decía C. Darwin “la especie que mejor sobrevive es la que mejor se adapta”. Toca pues adaptarse.

Los avances tecnológicos y la Inteligencia artificial podrían permitir el pleno empleo de las personas con discapacidad en la década 2040

Los avances tecnológicos y la Inteligencia artificial podrían permitir el pleno empleo de las personas con discapacidad en la década 2040

La pandemia ha tenido un fuerte impacto en la calidad de vida de las personas con discapacidad, mermando su poder adquisitivo y relaciones sociales; sin embargo, también ha traído consigo un proceso de tecnologización súbita, consolidando la economía digital y abriendo nuevas y crecientes oportunidades para su inclusión laboral en el medio plazo.

Así lo consideran la mayor parte de las personas con discapacidad: un 41% cree que su pleno empleo[i] se alcanzará en 2040 gracias a la irrupción de tecnologías adaptadas, el potencial de la robotización para terminar con barreras basadas en variables como la fuerza física, inercias o roles o la consolidación del teletrabajo.

Sin embargo, un 11,9% valora que la tecnología nunca tendrá capacidad por sí misma para lograr la plena inclusión laboral de las personas con discapacidad, ya que los avances tecnológicos no implican un cambio de mentalidad social.

Actualmente, la participación de las personas con discapacidad en el mercado laboral es aún exigua (34%), es decir, el 66% de las que tienen edad laboral no tiene empleo ni lo busca, en muchos casos por ausencia de recursos para aportar su talento y capacidades.

Además, según Francisco Mesonero, DG de Fundación Adecco: “Las nuevas tecnologías son grandes aliadas para facilitar su acceso al empleo; sin embargo, no bastará con garantizar el acceso igualitario a las NT, sino asegurar que los profesionales con discapacidad adquieran competencias digitales para conectar con las demandas de las empresas, formándose en alfabetización digital, programación, redes sociales y otras materias en auge en las que siguen infrarrepresentados. Paralelamente, es fundamental que los avances tecnológicos vayan acompañados de una intensa labor de sensibilización que elimine los prejuicios, la indiferencia y la discriminación, verdaderos frenos a la inclusión”.

Un 48% de las personas con discapacidad utiliza diferentes adaptaciones para sortear barreras físicas y/o audiovisuales (ratones virtuales, teclados con cobertor, etc.) que le han posibilitado culminar sus estudios y acceder posteriormente al mercado laboral.

Sin embargo, el 51% no ha superado la barrera digital, presentando dificultades para desenvolverse en el entorno online por motivos económicos, técnicos o sociales, siendo fundamental dotarles de competencias digitales para que puedan acceder a los nichos de empleo emergentes y competir en condiciones de igualdad en el mercado laboral.

Madrid, 8 de julio de 2021– Por decimoprimer año consecutivo y de la mano de Keysight Technologies Sales Spain, la Fundación Adecco presenta el informe Tecnología y Discapacidad, un análisis que, a lo largo de la última década, ha profundizado en cómo la tecnología se está alzando como gran acelerador del proceso de inclusión social y laboral de las personas con discapacidad, en una sociedad eminentemente digitalizada.

De nuevo, este trabajo se presenta próximo al 15 de julio, Día Internacional de las Tecnologías Apropiadas, un término que hace referencia a los avances tecnológicos que contemplan la dimensión ética, cultural, social, económica y medioambiental en su planteamiento. La combinación tecnología y discapacidad encaja a la perfección en este marco, al ser las personas con discapacidad un target estratégico para un desarrollo tecnológico inclusivo, que no deje a nadie atrás, como reza la máxima de la Agenda 2030.

Este informe basa sus conclusiones en una encuesta a 300 personas con discapacidad, complementada con datos oficiales de contratación ofrecidos por el Servicio Público de Empleo Estatal, así como otras fuentes de referencia como el informe anual del INE sobre el empleo de las personas con discapacidad o el informe AROPE sobre el Estado de la Pobreza en España.

El empleo de las personas con discapacidad se revitaliza en 2022: “vivimos el mejor momento para la inclusión”

Tras haber superado lo más duro de la Covid-19, la contratación de personas con discapacidad ha recuperado su vitalidad previa a la pandemia, cuando su empleo había cogido velocidad de crucero.

Así, tras un hundimiento de la contratación en 2020, del 25%, 2021 se saldó con un crecimiento de 14% y, en lo que llevamos de 2022, ha crecido un 32% con respecto al mismo periodo del pasado ejercicio, superando en un 13% los niveles de contratación previos a la pandemia.

“Detrás de este incremento no solo se encuentra la reactivación de sectores como el turismo o la hostelería tras la crisis de la Covid-19, sino una mayor conciencia social y empresarial. La pandemia ha actuado como revulsivo para que las compañías den un paso al frente en su responsabilidad social y empiecen a valorar la diversidad como elemento clave para su competitividad, conscientes de que en esta era no podrán ser sostenibles si no se preocupan por el bienestar de las personas y de su entorno. Junto a ello, la digitalización súbita también ha acelerado un fenómeno que ya se venía gestando en los últimos años y que está permitiendo que muchas personas con discapacidad puedan aportar su talento a través de nuevas soluciones y aplicaciones tecnológicas. Por último, en estos últimos años estamos superando, además, viejos estigmas que nos sitúan hoy en el mejor momento para abordar la inclusión, en una coyuntura idónea para trabajar con las empresas en la optimización de sus políticas de Diversidad, equidad e inclusión, avanzando hacia entornos más diversos y competitivos, que no dejen a nadie atrás”– declara Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.

No obstante, el directivo añade que: “la voluntad y el compromiso de las empresas es creciente pero las cifras de exclusión siguen siendo alarmantes. Según el informe AROPE, el 26% de la población está en riesgo de exclusión y/o pobreza, siendo las personas con discapacidad un sector de la población especialmente expuesto a esta realidad. Por otra parte, y a pesar de que la sensibilidad social ha evolucionado sustancialmente en las últimas décadas, queda aún mucho camino por recorrer para desterrar de forma definitiva prejuicios y estereotipos que siguen lastrando el proceso de inclusión, especialmente entre aquellas personas con discapacidades intelectuales y/o derivadas de problemas de salud mental”.

2040, ¿la década de la inclusión?

En el año 2019, la Fundación Adecco realizó un pronóstico futurista para vaticinar en qué momento se produciría la plena inclusión de las personas con discapacidad. Cruzando diferentes indicadores laborales (tasa de actividad, desempleo, ocupación) y teniendo en cuenta factores sociales y tecnológicos, la predicción fijaba el año 2249 como el ejercicio en el que se alcanzaría este gran hito.

Sin embargo, la pandemia ha traído consigo un proceso de tecnologización súbita, consolidando la economía digital y abriendo nuevas y crecientes oportunidades para la inclusión laboral de las personas con discapacidad. Con todo ello, el proceso de inclusión laboral de las personas con discapacidad podría acelerarse, a tenor de avances como los siguientes:

La irrupción de tecnologías adaptadas y productos de apoyo tecnológicos, que facilitan las tareas y rutinas de las personas con discapacidad. Por ejemplo, equipos y programas para aumentar la movilidad, la audición, la visión o las capacidades de comunicación.

y productos de apoyo tecnológicos, que facilitan las tareas y rutinas de las personas con discapacidad. Por ejemplo, equipos y programas para aumentar la movilidad, la audición, la visión o las capacidades de comunicación. La robotización y la digitalización, que tienen un gran potencial para acabar con las barreras de discriminación basadas en variables como la fuerza física, inercias o roles que tradicionalmente han perjudicado a las personas con discapacidad.

que tradicionalmente han perjudicado a las personas con discapacidad. La consolidación del teletrabajo, que está permitiendo a las personas con discapacidad desempeñar su puesto de trabajo evitando el factor desplazamiento, que tan costoso resulta en ocasiones.

Además, el impacto social de la Covid-19 ha impulsado compromiso empresarial: gran parte de las organizaciones han entendido, de forma definitiva, que no podrán ser sostenibles si no se comprometen con su entorno, habiendo reforzado sus políticas de responsabilidad social y sus estrategias de Diversidad, equidad e inclusión.

Es cierto que gran parte de las personas con discapacidad coincide en que la pandemia ha tenido un fuerte impacto en su calidad de vida en el corto plazo. Así se desprende del informe Discapacidad y Familia, desarrollado por la Fundación Adecco, con la colaboración de Gedia, un mayoritario 91% de las familias con personas con discapacidad valora que sus hogares han sido doblemente afectados por la pandemia y que aún no se han levantado de la crisis, mermando su poder adquisitivo (60%) y reduciendo sus redes de apoyo sociales (45%).

Sin embargo, también reconocen que esta era ha abierto nuevas posibilidades para ellos, de la mano de la revolución digital. De este modo, más de 4 de cada 10 encuestados (41,2%) considera que el pleno empleo[i] de las personas con discapacidad podría alcanzarse en la década 2040, gracias a los avances tecnológicos y de la Inteligencia Artificial.

Por otra parte, un 19,1% que opina que habrá que esperar hasta 2050 para que la tecnología posibilite este cambio de paradigma; a continuación, un 18,5% lo atrasa al decenio 2060 y un 9,3% es más optimista y estima que el pleno empleo tendrá lugar en la década 2030. Sin embargo, un 11,9% valora que la tecnología nunca tendrá capacidad por sí misma para alcanzar la plena inclusión laboral de las personas con discapacidad, ya que los avances tecnológicos no implican un cambio de mentalidad social.

El pleno empleo se define, técnicamente, como aquella situación de equilibrio en la que todas las personas de un país que están en condiciones de trabajar, y quieren hacerlo, tienen efectivamente un empleo (sin contar el desempleo friccional o tiempo en el que la oferta y demanda encuentran el equilibrio, o las crisis cíclicas e imprevistos económicos). Así pues, obviando posibles crisis económicas y/o sociales y asumiendo que el ciclo será de prosperidad, la mayor parte de las personas con discapacidad confía en que la década de los 40 podrá ser la de su plena inclusión laboral.

Tecnología y sensibilización, el binomio que lleva al éxito

Si bien el empleo de las personas con discapacidad ha alcanzado cifras récord y se encuentra en su mejor momento histórico, es un proceso que presenta claroscuros y que aún dista mucho de alcanzar las cotas deseadas de normalización e inclusión.

Así, junto al crecimiento de la contratación experimentado en 2022, emerge otro indicador menos prometedor, como es la aún exigua participación de las personas con discapacidad en el mercado laboral, con una tasa de actividad del 34,3%. En otras palabras, el 65,7% de las que están en edad de trabajar no tiene empleo ni lo busca, un dato que ha permanecido más o menos estanco durante la última década, sin registrarse evolución. Esta tasa de actividad es 41,8 puntos inferior a la de la población sin discapacidad (76,1%) y, según indican fuentes del movimiento asociativo, esta brecha sería aún mayor en el caso de las personas con discapacidades intelectuales y/o problemas de salud mental, ya que en estos casos la inactividad se dispararía hasta el 80% o 90%.

Detrás de esta baja participación subyacen factores culturales (sobreprotección, creencias limitantes sobre la discapacidad, prejuicios, estereotipos, etc.), unidos a la ausencia de facilidades y recursos para que puedan desempeñar una ocupación con garantías. Estos obstáculos a la participación constituyen barreras de accesibilidad que tienen múltiples dimensiones: física, comunicativa, cognitiva, etcétera.

Un contexto en el que la revolución tecnológica abre un amplio abanico de posibilidades para para impulsar el empleo de las personas con discapacidad, como hemos analizado en el epígrafe anterior.

No obstante, dejarlo todo en manos de la digitalización resulta deficitario. Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “Las nuevas tecnologías son grandes aliadas para facilitar su acceso al empleo; sin embargo, no bastará con garantizar el acceso igualitario a las NT, sino asegurar que los profesionales con discapacidad adquieran competencias digitales para conectar con las demandas de las empresas, formándose en alfabetización digital, programación, redes sociales y otras materias en auge en las que siguen infrarrepresentados. Paralelamente, es fundamental que los avances tecnológicos vayan acompañados de una intensa labor de sensibilización que elimine los prejuicios, la indiferencia y la discriminación, verdaderos frenos a la inclusión”.

En este sentido, hay que destacar que la demanda de perfiles en áreas STEM y en el ámbito digital ha aumentado de forma constante e imparable en los últimos años. Sin embargo, ciertos segmentos de la población como las mujeres o las personas con discapacidad tienen aún una escasa penetración en estas áreas, debido fundamentalmente a estigmas culturales o a la falta de adaptación de estas formaciones a las necesidades de las personas con discapacidad, así como sus dificultades para acceder a las mismas.

A este respecto, Mesonero señala que: “en este contexto de economía digital es fundamental que las personas con discapacidad puedan adquirir competencias para desenvolverse en igualdad de condiciones en el entorno online y acceder a empleos en auge en ámbitos como la programación o el desarrollo web. Sin embargo, no solo los perfiles más especializados necesitan competencias digitales, sino que éstas se han convertido en un ‘must’ también para el desempeño de posiciones en la mayoría de los sectores de actividad. Hoy en día lo digital lo impregna todo y las personas con discapacidad no pueden quedarse atrás”.

Para ello, añade Mesonero: “Es necesario apelar a la acción conjunta y coordinada de Administración Pública y tejido empresarial. Las políticas activas de empleo son el instrumento por excelencia para empoderar a los desempleados con más dificultades, poniendo énfasis en sus competencias digitales para el acceso al mercado laboral en sectores emergentes. En este marco, la formación, la intermediación laboral personalizada y los incentivos a la contratación son las palancas que hay que accionar y/o reforzar para hacerlo posible. Por otra parte, las estrategias de Diversidad, equidad e inclusión en el ámbito empresarial son esenciales para convertir la obligación legal de incorporar personas con discapacidad en una oportunidad que genere excelencia y competitividad empresarial”.

Las tecnologías al servicio de la calidad de vida de las personas con discapacidad

El impacto de las nuevas tecnologías en la vida de las personas con discapacidad es indiscutible. Así lo atestigua el 91,8% de los encuestados, asegurando que la revolución tecnológica ha mejorado su calidad de vida global.

En primer lugar, un 75% asegura que las Nuevas Tecnologías y las redes sociales virtuales han logrado generar un mayor tejido social en torno a la discapacidad. Así, ponen en valor cómo la digitalización les ha posibilitado ponerse en contacto con otras personas con discapacidad en su misma situación, al otro lado del mundo, con las que han podido intercambiar experiencias y conocer nuevos recursos.

Por otra parte, un 48% utiliza diferentes adaptaciones tecnológicas para sortear barreras físicas y/o audiovisuales (ratones virtuales, teclados con cobertor, impresoras braille, zooms aumentativos, etc.). Estos recursos les han permitido alcanzar hitos tan importantes como culminar sus estudios en igualdad de condiciones y/o acceder posteriormente al mercado laboral. Junto a estas adaptaciones, otras herramientas tan rutinarias como el whatsapp, por ejemplo, han supuesto un avance fundamental para solventar las dificultades de comunicación telefónica instantánea en el caso de las personas sordomudas.

Además, un 27% utiliza productos tecnológicos de apoyo en su día a día para complementar tratamientos médicos personalizados, realizar actividades domésticas, manipular objetos y/o dispositivos, afrontar el cuidado y protección personal, etc.

Por último, un 25% destaca cómo a nivel cognitivo, también han emergido diferentes recursos y aplicaciones tecnológicas que facilitan la comprensión y su interacción con el entorno: lectura fácil, accesibilidad web, Apps de pictogramas, etc.

Frente a este mayoritario porcentaje, un 8,2% considera que las tecnologías no son aliadas en el proceso de inclusión y que no mejoran la calidad de vida de las personas con discapacidad, sino que acentúan la brecha de desigualdad y destruirán los puestos de trabajo que habitualmente desempeñan.

La brecha tecnológica, la cara “B” de la revolución digital

Como hemos apuntado en el epígrafe anterior, si analizamos el impacto de la tecnología en el proceso de inclusión, la mayoría de las personas con discapacidad opina que las ventajas exceden, con mucho, a los inconvenientes, siendo aliadas para facilitar la igualdad de oportunidades y su acceso al empleo.

Sin embargo, no todo son beneficios y la revolución tecnológica también plantea algunos inconvenientes, siendo el más visible el acceso desigual a dichas tecnologías. En efecto, se trata de un campo que no deja de evolucionar y no siempre lo hace al compás de las necesidades de las personas con discapacidad. Por ejemplo, durante la última década los ordenadores y teléfonos antiguos han sido sustituidos por móviles y/o tabletas que no siempre contemplan las características de las personas que no pueden manejar una pantalla táctil. Además, la adquisición de nuevas tecnologías, convencionales o adaptadas, no siempre resulta sencilla, en la medida que tienen un coste económico que no todas las personas pueden asumir. Por último, existen otros obstáculos como la complejidad funcional de algunos dispositivos tecnológicos o el “miedo a lo desconocido”.

Concretamente y, al ser preguntados directamente por el uso y manejo de las nuevas tecnologías, más de la mitad de los encuestados (un 51%) declara encontrar barreras. De este porcentaje, un 44% comenta que le parece “muy complejo y avanzado su uso”, seguido de un 32% que encuentra problemas de accesibilidad, al no poder manejar ciertos dispositivos debido a falta de adaptaciones para su discapacidad. Por su parte, un 26% afirma carecer de recursos económicos para comprar y adquirir nuevas tecnologías y un 14% no confía en lo digital, es decir, el entorno online le parece inseguro y “tiene miedo” a ser engañado y/o víctima de algún fraude.

A tenor de estas barreras, un 57% de los encuestados manifiesta dificultades para buscar trabajo online (enviar su candidatura, registrarse en portales de empleo, etc.) y un 52% afirma desconocer o no sentirse cómodo realizando videoentrevistas, debido a los inconvenientes que encuentra en la instalación, manejo y funcionamiento de herramientas como Teams o Zoom.

Según Begoña Bravo, responsable del plan de integración de la Fundación Adecco: “la digitalización súbita ha trasladado casi todas las fases de búsqueda de empleo al ámbito online: desde el envío de la candidatura hasta la realización de entrevistas o dinámicas grupales. El entorno digital tiene sus propios códigos y presenta sus diferencias con respecto al cara a cara: hay que manejar otros ritmos, conocer el funcionamiento básico de las herramientas de videollamadas o prestar especial atención a elementos como el espacio, la iluminación o la conexión a internet. Por todo ello, las personas que aún no han superado la barrera tecnológica encuentran grandes dificultades para afrontar el proceso, siendo de vital importancia realizar un acompañamiento personalizado que les dote competencias tecnológicas, así como de los recursos y capacidades esenciales, no solo para encontrar un trabajo, sino para desenvolverse con garantías en el desempeño del propio puesto, teniendo en cuenta que casi todas las posiciones exigen, al menos, intuición tecnológica. En definitiva, es fundamental dotar a las personas con discapacidad de competencias digitales para que puedan acceder a los nichos de empleo emergentes y competir en condiciones de igualdad en el mercado laboral”.

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