Importancia de las Telecomunicaciones y su impacto

Marcelo Santander, Chief Technology Officer, TRES60.

Las Telecomunicaciones contribuyen al desarrollo social, cultural e industrial de las naciones. Es más, grandes transformaciones se han producido y se siguen produciendo gracias al uso intensivo de las telecomunicaciones.

Pero qué entendemos por Telecomunicaciones. En esencia, se trata de la transferencia de información a distancia. Bajo esta descripción cabe pertinente mencionar algunos ejemplos conocidos de sistemas de telecomunicación, como los son el telegráfico, el telefónico, el de radio y el óptico. Estas tecnologías han permitido la interconexión de áreas remotas y alejadas que antes solo el trasporte podía cubrir.

Hoy en día ya podemos lograr comunicación a millones de kilómetros de distancia, con dispositivos que recorren nuestro sistema solar y en nuestro planeta, contamos con una gran red de telecomunicaciones global, llamada internet. La voz, las imágenes, los textos y grandes volúmenes de datos pueden ser transmitidos y recibidos casi en tiempo real. De esta forma, ha cambiado la manera en que interactuamos, la forma en cómo aprendemos y así también cómo las empresas son capaces de tomar mejores decisiones a partir del uso de la información, sin tener que estar en el sitio en que se originó.

La sostenida incorporación de nuevas tecnologías, que hacen uso de sistemas de información, con altas demandas de procesamiento y transferencia de datos, ha llevado a que la industria de las telecomunicaciones deba desarrollar e implementar soluciones que van más allá del estado del arte.

Un ejemplo actual es el desafío que abordan los grandes operadores de red celular, que ya comercializan la quinta generación de red móvil (5G), y donde aún hay camino por recorrer para desplegar todas sus características y obtener una red superior a lo que hoy entregan LTE.

El alcance esperado irá más allá de las redes móviles tradicionales y sus operadores, ya que, con la implementación de soluciones 5G privadas, toda la industria será beneficiada, no solo en el aspecto técnico-económico, sino con los desafíos que integran a todas las ciencias, con el objetivo común de guiar los nuevos avances en favor del ser humano y el medio ambiente.

Marcelo Santander, Chief Technology Officer, TRES60.

Las telecomunicaciones: ¿aliadas o enemigas de la sostenibilidad?

Las telecomunicaciones: ¿aliadas o enemigas de la sostenibilidad?

07 Julio 2021

Aunque poco se habla de la contaminación que generan las empresas de telecomunicaciones, lo cierto es que su contribución de CO2 a la atmósfera no es menor: son responsables del 1,6% del total de las emisiones mundiales. En el contexto actual, las telecomunicaciones ocupan un papel protagónico en la vida cotidiana de gran parte de la población. Ya eran indispensables previo a la pandemia, pero tras la irrupción del coronavirus, se ha evidenciado aún más su centralidad en el mundo contemporáneo globalizado. En este escenario, la importancia vital que tienen es indiscutible. Sin embargo, no se habla demasiado de cuál es su vínculo con el desarrollo sostenible.

Cuando los viajes disminuyeron bruscamente y el smog se despejó sobre las grandes ciudades de todo el mundo, la gente comprendió que, si las emisiones disminuyen, los beneficios son notables. Esta es una valiosa lección de la pandemia, y es una de las razones por las que la cuestión de la sostenibilidad medioambiental surgirá con más fuerza una vez que el COVID-19 deje de encabezar las agendas empresariales mundiales. Entonces cabe preguntarnos: ¿Cuál es el vínculo entre las telecomunicaciones y la sostenibilidad?

Con el objetivo de echar luz sobre esta temática, el informe "Putting Sustainability at the Top of the Telco Agenda" realizado por el Boston Consulting Group (BCG) analiza en profundad esta problemática y predice que el sector se enfrentará en los próximos tiempos a un mayor control debido a su elevado impacto medioambiental. Unos de los aspectos sobre los cuales hace foco el estudio es que, tras la llegada de la pandemia, con el incremento de la virtualidad en casi todos los planos de la vida cotidiana, especialmente el laboral, la demanda mundial de comunicaciones digitales, ha hecho que la industria de las tecnologías de la información y comunicaciones consuma más energía que nunca.

Durante muchos años, el impacto de la industria de las Tecnologías de Información y Comunicaciones(TIC) en el medio ambiente pasó relativamente desapercibido. Los datos que aporta la investigación realizada por BCG group son realmente llamativos. Según dicho estudio, actualmente, las TIC son responsable de entre el 3 y el 4% de las emisiones mundiales de CO2, aproximadamente el doble que el sector de la aviación. De acuerdo con el informe, se calcula que el uso y el procesamiento de datos a nivel mundial crecerá un 60% este año, por lo que la industria podría ser responsable de hasta el 14% de las emisiones mundiales de CO2 en 2040, a menos que se tomen medidas significativas para reducir el impacto medioambiental de las empresas de comunicaciones y tecnologías de la comunicación. Asimismo, la investigación muestra que el crecimiento del uso de energía por parte de los centros de datos para procesar la información de los clientes usuarios de los mismos, es una clara señal del creciente impacto medioambiental del sector de las TIC, ya que se prevé que sólo estos utilizarán el 8% de la electricidad mundial en 2030.

Pese a que los datos no son nada alentadores, las y los expertos del BCG Group afirman que el sector de las telco se encuentra frente a una oportunidad única de contribuir a detener la emergencia climática si actúa en consecuencia. En este sentido, el informe indica que, si el sector se toma cada vez más en serio la reducción de su huella de carbono directa, y especialmente la indirecta, las grandes empresas de telecomunicaciones podrían reducir la energía necesaria por unidad de tráfico en un 70% para finales de esta década. Si esta estimación se cumple, BCG calcula que la actuación del sector de las TIC podría eliminar hasta el 15% de todas las emisiones mundiales de aquí a 2030, lo que supone más de un tercio del total de las reducciones de emisiones necesarias para cumplir los objetivos mundiales de sostenibilidad al poder ahorrarse 12,1 giga toneladas de CO2, lo que equivaldría a 6,5 billones de dólares.

Detener la emergencia climática es una de las mayores preocupaciones a nivel mundial. Para esto, tanto en el plano nacional como internacional se están desarrollando políticas orientadas a limitar la contaminación de ciertas industrias o fomentar determinadas prácticas más sostenibles. Empero, el sector de las comunicaciones no está teniendo la centralidad que debería. El informe advierte que será necesario tomar medidas contundentes para revertir esta situación, lo cual implica la necesidad de que las empresas de telecomunicaciones tengan que definir normas y políticas comunes para el seguimiento de los impactos medioambientales no solo directos sino también de los terceros vinculados.

Por último, se destaca que, además las empresas de telecomunicaciones tienen una oportunidad histórica para ayudar a otras industrias a ser más eficientes desde el punto de vista energético. En los últimos años, la mayoría de las compañías del rubro han empezado a reconocer que deben asumir la responsabilidad de sus emisiones de alcance 3, por ejemplo, exigiendo transparencia en la huella de sus proveedores, comprometiéndose con ellos a mejorar y teniendo en cuenta este aspecto en el proceso de selección. Los productos y soluciones inteligentes que pueden ofrecer las telecos -como la agricultura y la logística inteligentes- pueden ayudar a otras industrias a reducir sus emisiones de carbono en una cantidad hasta 10 veces superior a las propias emisiones de la industria de las telecomunicaciones. De este modo, la investigación concluye que, si bien las compañías de telecomunicaciones son parte del problema, también pueden ser parte de la solución.

El sector de las Telecomunicaciones en Latinoamérica

La crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19 ha supuesto un enorme desafío a escala mundial, principalmente en el sentido socioeconómico. Cuando aún se mantienen latentes en casi todos los países las medidas restrictivas, las administraciones trabajan para reactivar los sistemas productivos y luchar contra la recesión global. En este escenario las Telecomunicaciones cumplirán un papel esencial. Conocemos, de la mano de un experto telco en la región, cuáles son las tendencias y oportunidades del sector en Latinoamérica.

Los cambios tecnológicos y las vanguardias que vertebran la transformación digital van a ser un sustento determinante de la recuperación económica y la reconfiguración del mundo tras la crisis del COVID-19. El confinamiento ciudadano y las medidas de alejamiento preventivo pusieron a prueba las infraestructuras de telecomunicaciones de todo el planeta. Para valorar el impacto de este desafío tecnológico en una región tan amplia y diversa como Latinoamérica es necesario analizar el punto de partida y la brecha existente entre países. Aunque reconoce que no se puede generalizar en este relato, Joaquín Guerrero, director de NAE Sur y Centro américa, considera que sí existen tendencias comunes a la región y al mundo que pueden ser revisadas de manera conjunta. “Desde el punto de vista de las telecomunicaciones, y posteriormente el acceso a Internet, Latinoamérica ha transitado -con sus propias peculiaridades- por la misma evolución que el resto del mundo: de una infraestructura restringida provista por el Estado a un servicio masivo desarrollado en un mercado de libre competencia”, asegura.

Hitos de la implantación tecnológica

El desarrollo de las infraestructuras en Latinoamérica está marcado por la configuración de dos grandes grupos determinantes para la historia de sus telecomunicaciones: Telefónica (con la marca Movistar) y América Móvil (con las marcas Claro y Telecel). “Ambos grupos compiten en los principales mercados, desde México en el norte hasta Chile y Argentina en el sur”, explica el experto ‘telco’, que añade que “junto a ellos aparecen más tarde otros grupos integrados como Milicom (con la marca Tigo) o Liberty Latam (con VTR Chile como principal activo).

En 2016, comienzan a aparecer las primeras OMV (operadoras móviles virtuales) con la entrada de Virgin en Chile, aunque lo hacen con un impacto muy moderado y sin llegar a alcanzar nunca el umbral del 10% de la cuota de mercado. “Si bien la tecnología móvil se ha generalizado, el acceso a Internet fija no lo ha hecho tanto, y en toda la región las penetraciones de estos servicios están lejanas a las de otros lugares. Esto pone de manifiesto lo que se conoce como la brecha digital, y es la desigualdad en el acceso a las TIC en función de múltiples factores, tanto sociales como geográficos”, afirma Guerrero.

El escenario actual, situándonos en un punto pre-COVID, dibuja una red de telecomunicaciones por lo general poco densa. “La penetración de la banda ancha fija es escasa y está concentrada en las ciudades, y las redes móviles cuentan con una densidad menor de estaciones base por kilómetro cuadrado de las que se despliegan en otras regiones. Por ejemplo, en Colombia se calcula que hay 20.000 emplazamientos, frente a los 50.000 que hay en España, aunque la primera doble en superficie a la segunda. La presencia de redes de fibra backbone que den conectividad nacional también es escasa, y ha sido detectada como cuello de botella que ha hecho a los estados invertir con proyectos que han obtenido un éxito variable, como la red dorsal en Perú, Internet para todos en Colombia, la Red Austral en Chile o el Fondo Nacional de Telecomunicaciones en Costa Rica”, expone.

Las deficiencias estructurales no impiden que el acceso a Internet sea una parte básica en el desarrollo industrial y ciudadano de Latinoamérica. “Chile es desde hace años uno de los países de la OCDE con mayor consumo de datos móviles al mes por cliente, y tanto México como Perú superaron en esa magnitud a países europeos como España, Alemania y Portugal. El consumo por acceso fijo de Internet -de nuevo en GB/m/c- de los países de la región dobla prácticamente el valor promedio de los países europeos”, declara.

Escenario actual

En la última década, Latinoamérica ha avanzado significativamente en términos de desarrollo de infraestructuras, aunque su ecosistema digital tiene un estado variable. Si bien la penetración a nivel general de la banda ancha fija es baja, en diferentes países se ha comenzado un despliegue vigoroso de la fibra óptica. “La conexión en Brasil rivaliza en este momento con las cifras que se consiguen en Europa”, asegura Guerrero, “y la penetración en Chile es muy relevante. En países como Perú o Colombia se están alcanzando también cifras notables. Mucho de este desarrollo corresponde a la estrategia de Telefónica de industrializar el despliegue de fibra y la respuesta de algunos jugadores locales. En la región hay presencia de redes con la tecnología alternativa basada en coaxial HFC que continúan desarrollando grupos como Claro o Tigo”. No obstante, estos desarrollos se concentran en áreas urbanas, por lo que aún queda mucho margen de mejora. “En lo que se refiere a 5G, la región está avanzando en la adjudicación de frecuencias y se están produciendo subastas, aunque se han visto afectadas por la pandemia. Uruguay declara tener una red comercial en explotación y hay múltiples pilotos abiertos tanto en Brasil, México, Colombia como Perú. La cuestión de la densidad de las redes se pondrá más de relevancia con el despliegue de estas nuevas redes”.

“La digitalización debe ser una de las palancas para la multiplicación de valor en todas las industrias, incluso en las del sector primario. Una de las palancas clave de 5G es la habilitación de casos de uso complejos, hasta ahora inabordables, precisamente en la agricultura y la minería. Incluso estamos considerando escenarios para la región en los que el progreso de 5G se da antes en entornos privados ‘B2B’ y llegan muy posteriormente a los usos del gran público”, avanza el experto.

Crisis del COVID-19

Las medidas preventivas impuestas por las autoridades de Latinoamérica para frenar la extensión e impacto del COVID-19, entre las que se incluyen el confinamiento restrictivo y el cierre de centros de trabajo, ha derivado en un aumento del uso de las redes de telecomunicaciones -tanto para el aprovisionamiento de bienes como para el mantenimiento de la actividad económica-. “Las redes latinoamericanas -tanto fijas como móviles- son poco densas comparadas con las de otras regiones. Una de las diferencias clave del impacto de la crisis ha sido un doble comportamiento: las redes móviles, que sirven a un porcentaje muy alto de clientes en prepago, han visto como su tráfico ha disminuido levemente, y como norma general las prestaciones (medidas como velocidad de descarga) no se han visto afectadas. Más bien han mejorado conforme pasaban las semanas.

Las conexiones fijas sí experimentaron de manera generalizada un aumento notable de tráfico. Este incremento hizo sufrir a las redes, y causó que las prestaciones se degradaran, si bien levemente, como en el resto del mundo”, explica. Desde esta perspectiva, hay casos como el de Perú, que soportó un fuerte impacto, mientras que México absorbió rápidamente la situación en fijo y mejoró las prestaciones en ambos tipos de redes.

La actividad económica también ha precisado de una digitalización de la producción para mantener la operatividad a pesar de las disrupciones implícitas de la crisis. Para que el sistema siga funcionando en el marco de la pandemia, las empresas deberían contar con un nivel tecnológico avanzado -tanto de cara a su propia actividad como a su comunicación con los operadores de logística o los operadores portuarios o aduanas-. Según un informe publicado recientemente (las oportunidades de la digitalización en América Latina), en el que han participado organismos como CEPAL o CAF, las empresas latinoamericanas presentan un alto grado de conexión a Internet, aunque la proporción de las que usan la plataforma en su cadena de aprovisionamiento es reducida. Por ello, independientemente de la cobertura infraestructural, una porción muy importante del tejido empresarial -especialmente pymes- no ha incorporado la digitalización a su cadena de aprovisionamiento ni a los canales de distribución.

Pero ¿se extraerá de esta emergencia alguna enseñanza? Joaquín Guerrero considera que sucederá a nivel mundial. “A nivel de gestión de riesgos, la industria en su conjunto no estaba preparada para la materialización de uno como este. Las medidas de urgencia de los reguladores de todo el mundo -y de Latinoamérica también- para declarar la conectividad un servicio esencial y las restricciones a la prestación de los servicios, las bajas y suspensiones tienen un componente claro de improvisación”. Asegura que, a nivel técnico, el patrón de uso de las redes fijas durante la pandemia fue bastante específico. “El tráfico de las redes de telecomunicaciones tiene unos valles -cuando poca gente está usando el servicio- y unos picos -cuando mucha lo hace-. Sobre todo, al comienzo del confinamiento, asistimos a un fenómeno de rellenado de los valles hasta llegar a crear, a veces “mesetas”. Sin embargo, la altura de los picos, aunque que creció, no lo hizo tanto. Es el caso contrario a un evento masivo, como la final del mundial de futbol. En este sentido la crisis pudo ser manejada con cierta facilidad por la mayoría de las redes fijas”, asegura.

Para que esta crisis no se cierre en falso, el experto nos da una serie de claves que podrían ayudar a crear una malla de valor sobre la digitalización, en la que es posible identificar varios players: los usuarios, los proveedores de servicios digitales -en particular los GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple)-, las empresas, los proveedores de infraestructura digital y las administraciones:

Acceso a las herramientas digitales a un precio competitivo

Incremento de valor distribuido a lo largo de toda la cadena

Que las empresas sean capaces de generar valor mediante la digitalización de los servicios y productos, y que los business case soporten el paso de los procesos intensivos en mano de obra a unos nuevos basados en activos digitales

Ha colaborado en este artículo…

Joaquín Guerrero es director de NAE Sur y Centro América. Ha trabajado en la industria de las Telecomunicaciones los últimos 25 años, y ha desarrollado su carrera profesional como consultor trabajando para los principales grupos de la industria a ambos lados del Atlántico, incluyendo a Telefónica, Claro, Tigo, Orange, Vodafone, Entel, MásMóvil y otros muchos clientes.

En la actualidad es el responsable del negocio internacional de NAE y está enfocado en el crecimiento de la oficina de Perú. Sus áreas de expertise en la industria Telco incluye la definición de productos, el diseño y despliegue de la infraestructura, la transformación IT y los nuevos modelos de negocio con un foco específico en impacto de la calidad y la experiencia de cliente.

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