El futuro de la inteligencia artificial: los 3 mayores avances que veremos muy pronto

La inteligencia artificial es, probablemente, la herramienta más poderosa que ha creado la humanidad en los últimos tiempos. Aunque todavía se encuentra en una etapa inicial —si tomamos en cuenta su verdadero potencial—, ya existen miles de propuestas en las que ha probado ser realmente provechosa. Por ejemplo, existe una IA capaz de descifrar escrituras antiguas arruinadas por el tiempo; mientras que otras pueden predecir si estás a punto de tener un ataque al corazón con solo escuchar tu voz. Su utilidad es inestimable, y apenas estamos empezando a comprenderla.

Por esto, te queremos mostrar hoy los tres campos en los que la inteligencia artificial tendrá un mayor avance durante los años por venir. Después de todo, cada vez este tipo de tecnologías se vuelven más destacadas, y se ha reportado que el interés periodístico en ella ha crecido hasta un 34.5%. Una cantidad mucho más alta que el 19.6% reportado en 2020.

¿Quieres saber en qué campos estará avanzando la inteligencia artificial? Aquí te dejamos algunas tecnologías y ciencias donde deberías centrarte.

IA Neuro-simbólica

Los investigadores Artur d’Avila Garcez y Luis Lamb han descrito a la Inteligencia Artificial Neuro-simbólica como la tercera ola de la IA. Con ella, se espera que veamos un avance importante en los patrones de reconocimiento que usan los sistemas. Después de todo, hasta ahora la IA no es más que un compendio de conocimientos que, junto a un entrenamiento previo, es capaz de arrojar un resultado.

Sin embargo, esta nueva investigación de IBM tiene como plan hacer que la inteligencia artificial sea capaz de reconocer símbolos, y al mismo tiempo, aportarles un significado semántico y lógico. De esta forma, se espera generar un sistema de inteligencia artificial capaz de llevar a cabo tareas más complejas, con una precisión más alta, y que al mismo tiempo necesite menos cantidad de datos y entrenamiento.

Así, se podría crear una inteligencia artificial capaz de responder a un razonamiento y un proceso, con la capacidad de explicar el motivo por el cual ha tomado ciertas decisiones.

"Las redes neuronales y las ideas simbólicas se complementan maravillosamente. Porque las redes neuronales te dan las respuestas para pasar del desorden del mundo real a una representación simbólica del mundo, encontrando todas las correlaciones dentro de las imágenes. Una vez que tienes esa representación simbólica, puedes hacer cosas muy mágicas en términos de razonamiento." David Cox, director del Laboratorio MIT-IBM Watson A.I. en Cambridge, Massachusetts.

Redes generativas adversarias

Funcionamiento de las redes generativas adversarias

¿Recuerdas cuando decían que el conflicto no es bueno? Pues así es, pero esta es una regla que no vale para la inteligencia artificial.

Si has estado al tanto de internet, probablemente habrás visto ciertas IAs capaz de crear imágenes a partir de texto; o de recrear cosas que no existen con un realismo increíble. Esto, por supuesto, puede resultar horroroso para millones de artistas en el mundo, pero es a su vez una de las demostraciones más importantes de la potencia de la tecnología.

Pero, ¿qué tiene que ver el conflicto en todo esto? Pues sencillo. Con las Redes Generativas Adversarias (GAN, por sus siglas en inglés), se espera que esta generación de imágenes a partir de inteligencia artificial se vuelva cada vez mejor. El motivo es bastante sencillo, y es que con el uso de entidades “generadoras”, y otras “discriminadoras”, la IA es capaz de crear una retroalimentación. Así, se puede alcanzar un resultado en el que este algoritmo discriminador no sea capaz de diferenciar la imagen creada de manera artificial, de aquellas que sí son reales.

Algunos investigadores han ido incluso más lejos, y están usando las Redes Generativas Adversarias para crear código genético totalmente falso. Sin duda alguna es uno de los puntos más interesantes que están por llegar.

Aprendizaje automático y síntesis molecular

Durante 2020, AlphaFold de DeepMind logró aplicar aprendizaje profundo (Deep learning) en tareas de biología. Específicamente, se usó en el problema del plegamiento de las proteínas. Este campo lleva décadas siendo estudiado, y una posible resolución con el uso de la IA podría conllevar al descubrimiento de curas para enfermedades; nuevos fármacos, y a entender con mayor profundidad el comportamiento de la vida celular.

En esta ocasión no encontramos a una IA con una función específica y revolucionaria. Sin embargo, es un claro ejemplo de cómo aplicar el uso de las inteligencias artificiales puede resultar beneficioso, sin importar el campo que sea.

De hecho, ya el uso de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático está resultando beneficioso para campos como la biología y la sanidad. Con ellas, los científicos pueden determinar qué fármacos son potencialmente mejores, y cuáles deben evaluar. Además, pueden llegar a distintas conclusiones sobre las formas más eficaces de sintetizarlos.

La Feria de Innovación y Nuevas Tecnologías llega a Diputación de Sevilla con la inteligencia artificial como protagonista

La Diputación de Sevilla, a través de Inpro, organiza desde este miércoles 16 de noviembre y hasta el próximo viernes 18 una nueva edición de la Feria de Innovación y Nuevas Tecnologías, que, en esta ocasión, se centrará en la transformación digital de las administraciones pública a través de la automatización de procesos y la aplicación de sistemas de inteligencia artificial, así como en descubrir a través de las empresas del sector TIC las nuevas oportunidades que ofrece el "ecosistema Metaverso".

La conferencia inaugural ha corrido a cargo de Inmaculada Martínez, empresaria pionera e investigadora de Inteligencia Artificial que asesora a gobiernos (Reino Unido, España, Malasia y la Unión Europea), a agencias internacionales (la Unesco entre ellas) y a empresas líderes en transformación digital como "ventaja competitiva y progreso social". Su ponencia ha versado sobre La fuerza transformadora de la digitalización y la Inteligencia Artificial en la sociedad, negocios y la administración pública.

La Feria cuenta con un espacio físico pero también virtual en el que "albergar" a empresas TIC y organizar jornadas técnicas y ponencias dirigidas tanto al sector público como al empresarial. De esta manera, la Diputación de Sevilla "mantiene una cita que, tras sus ocho ediciones anteriores, se ha convertido ya en un referente dentro del sector tecnológico sevillano y andaluz", ha destacado este martes el organismo provincial.

La IX Feria de la Innovación y las Nuevas Tecnologías incluye un agenda completa de talleres, ponencias y presentaciones TIC, al tiempo que potenciará, en esta ocasión, una versión virtual "paralela" en la web de la Diputación para que las empresas seleccionadas puedan presentar sus novedades. Durante los tres días de la feria, se celebrarán talleres de robótica y un torneo de Fornite.

El Estado del futuro: cómo cambiará la administración pública con las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial

¿Cómo están impactando la implementación de nuevas tecnologías en el rol del Estado y su relación con la sociedad? ¿Qué se espera para las próximas décadas, en vista del avance exponencial que se viene dando en los últimos años?

En los últimos años, la tecnología ha ido avanzando de manera exponencial y, en su atolondrado camino, ha generado cambios fundamentales en la mayoría de los ámbitos: desde las minucias de la vida cotidiana como las billeteras virtuales que reemplazaron al dinero en efectivo y la aparición de las criptomonedas hasta la inteligencia artificial y el metaverso. Pero, ¿cómo impacta (y seguirá impactando) en el Estado y la administración pública, ese instrumento al que tanto “le cuesta adaptarse a los cambios”?

En El Estado en la era meta, el politólogo y consultor internacional argentino Maximiliano Campos Ríos hace un recorrido del “Estado inteligente” al “Estado inmersivo” y analiza cómo las innovaciones tecnológicas (TIC, IA) modificaron el rol del Estado y su relación con la sociedad, pero más que nada cómo impactarán en las próximas décadas, en vista del apabullante ritmo de su crecimiento.

“Cada uno es responsable de interpretar lo que su tiempo presenta, pero este periodo es singularmente rápido, a tal punto que una de sus características es la aceleración de las innovaciones. No solo aparecen, sino que se manifiestan muy rápidamente: cuando nos damos cuenta de unas, otras están ya siendo anunciadas”, escribe en el prólogo Francisco Velázquez López, Secretario General del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo, organismo que edita el libro.

En la introducción a El Estado en la era meta, Campos Ríos explica: “La Era Meta es la continuación necesaria y evolucionada de la era digital, pero con un interregno de casi un lustro: la era exponencial. Esa era que permitió entre 2016 y 2021 condensar los avances tecnológicos de la era de la información y la era digital para dar pie al metaverso. Bienvenidos y bienvenidas a la Era Meta, la era de la conjunción entre la realidad y lo virtual”.

“El Estado en la era meta” (fragmento)

Portada de "El Estado en la era meta", del politólogo argentino Maximiliano Campos Ríos, editado por el Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD).

Del Estado inteligente al Estado invisible: la administración pública de las próximas décadas

El modelo burocrático-robotizado

En un libro de 2017, Carles Ramió introduce una definición que me parece oportuna para comenzar este capítulo:

La administración pública es solo un instrumento, una variable dependiente de la política, de la economía y de la sociedad. Es un elemento no solo dependiente, sino de muy lenta reacción, que le cuesta adaptarse a los cambios. Pero es una variable dependiente que cuando responde es muy potente y puede condicionar, en positivo y en negativo, a la política, a la economía y a la realidad social. El futuro previsto en las próximas tres décadas se va a caracterizar por el cambio acelerado y turbulento (difícil de predecir) y por la gestión inteligente del conocimiento (sociedad del aprendizaje) que facilita la innovación.

Como mencioné anteriormente, si algo va a caracterizar a los próximos años, y caracteriza al momento actual, es el avance y transformación exponencial de nuestras vidas, relaciones y forma de producción, por obra y gracia de la tecnología. El problema radica en cómo la administración pública, en tanto instrumento, brazo ejecutor e institución permanente del Estado reacciona ante esta coyuntura.

¿El problema es el Estado? No. ¿Es la administración pública? Tampoco. ¿Los gobernantes o los gobiernos? Quizás, pero no es un sí rotundo. El problema es la capacidad de adaptación, aprendizaje y liderazgos que estos tres actores institucionales asuman frente al cambio, inminente e imparable, que significa el avance tecnológico en todos los aspectos.

En una conferencia de 2020, Joan Subirats hace una diferenciación muy interesante al afirmar que las plataformas digitales, el cambio climático o la pandemia superan en mucho la visión clásica de Estado y retoma los principios de Georg Jellinek sobre este: el territorio (elemento material), la población (elemento sustancial) y el gobierno o poder (o soberanía para Subirats) que sería un elemento formal.

Desde su visión, las estructuras de decisión con mayor conocimiento sobre los problemas son aquellas que están dotadas de menor poder para decidir. El caso argentino es una muestra de ello: los municipios o los agentes de la administración pública, quienes tienen mayor conocimiento sobre los problemas, no tienen la capacidad de decisión para resolverlos.

Además de politólogo, Maximiliano Campos Ríos es consultor internacional en temas relacionados con la gestión pública y la modernización del Estado.

Esto genera un doble proceso: el avance tecnológico se masifica a niveles que superan los límites estatales y rebalsa su capacidad de acción, mientras que los niveles con mayor grado de conocimiento o cercanía con los problemas no tienen el poder de decisión suficiente para implementar las soluciones necesarias. Incluso si repasamos la idea de Everett M. Rogers en Diffusion of innovations (1963), donde busca explicar la forma en que las innovaciones son adoptadas por una población o por las instituciones, vemos que la adopción de una innovación —una nueva idea, un cambio de proceso o una tecnología— es siempre difícil, aún si las innovaciones muestran ventajas inmediatas y visibles. Cualquier innovación requiere de un largo periodo de tiempo para ganar aceptación general para su adopción.

También para Rogers hay un punto de crecimiento rápido, que suele ser en un lapso breve, y luego un crecimiento lento y sostenido con un tiempo largo. Esto contradice los cambios a los que nos tiene acostumbrados la era exponencial y peor aún, no podrá el Estado o cualquier institución absorber en los plazos necesarios los cambios de la ERA META. Esto se hace todavía más palpable en niveles con menor capacidad de decisión.

La propia transformación digital del Estado no es un proceso lineal. La incorporación de tecnologías de gestión ligadas a la institucionalización de procesos y métodos burocráticos, la incorporación de la máquina de escribir, la PC, la adopción de internet, el desarrollo de páginas webs, los trámites online o la AI dan cuenta de un proceso de varias décadas y de una capacidad estatal de adaptación y adopción de distintos tipos de tecnología. A su tiempo y a su ritmo, pero adopción al final.

Este breve recorrido da cuenta, como menciona Oszlak, de que los procesos de transformación digital de la administración pública lograron monopolizar todos los esfuerzos y acciones en materia de reforma estatal de las últimas décadas. Un trabajo reciente de Pando y Poggi (2020) resalta que la gestión pública en América Latina no ha escapado a las profundas transformaciones que las incorporación de las TIC producen sobre su estructura y el impacto que tienen en el fortalecimiento de sus capacidades de gestión.

Sin duda, que la incorporación y utilización de las TIC son una herramienta poderosa que permite aportar eficacia y eficiencia en la gestión pública, a través de la agilización de procesos, la simplificación trámites, que por tanto redundan en una mejor rendición de cuentas, un fortalecimiento de la transparencia y un incentivo la participación ciudadana (Oszlak, 2020).

Un punto central radica, justamente, en la velocidad de los cambios y en la rápida obsolescencia de los conocimientos incorporados que obligan a que las administraciones públicas tengan que orientarse cada vez más hacia el aprendizaje continuo. Carles Ramió (2017, p. 141) remarca que este proceso conlleva a pensar en la necesidad de incorporar nuevos valores para la nueva administración pública como la “seguridad, calidad, inteligencia, adaptabilidad al cambio, innovación y capacidad de aprendizaje”.

El problema radica, entonces, en los enfoques y paradigmas que rigen nuestras administraciones públicas y no tanto en los cambios producidos. Los paradigmas sobre lo que se apoya la administración pública —ya sea el modelo weberiano o los aportes de la nueva gestión pública— no aportan los elementos necesarios para los nuevos valores que rigen hoy. El modelo burocrático de administración pública para Ramió aporta la seguridad, pero le cuesta lograr la calidad y, por su propia configuración, es absolutamente impermeable a la adaptabilidad y a la innovación, y resiste el aprendizaje.

El Estado en la ERA META deberá pensar en una nueva cultura de la administración pública, con nuevos valores, nuevas ideas y un enfoque ligado a la adaptabilidad, la calidad, la innovación y el aprendizaje.

En su último libro, Oscar Oszlak (2020), vaticina que los avances en AI modificarán los roles en el gobierno, así como en la relación que se da entre el gobierno y la ciudadanía. La AI, según este autor, automatizará el trabajo rutinario —y por tanto repetitivo—, que es una de las máximas dentro de la administración pública, sobre todo en sus áreas transversales: administración, recursos humanos, suministros o compras, entre otras. Este potencial de la AI permitirá liberar a los funcionarios públicos del papeleo diario que insume tiempo y esfuerzo, dejándolos más liberados para tareas que requieren una mayor calificación.

Campos Ríos define a la Era Meta como "la era de la conjunción entre la realidad y lo virtual".

Desde luego, el rasgo característico y más crítico de la administración pública es el carácter repetitivo y estandarizado de sus tareas. Esto no le quita complejidad, dados los múltiples pasos y documentos que hay que incorporar de una manera ordenada para lograr una tarea eficiente, pero también, como sostiene Ramió, anidan un sinfín de excepciones que requieren procedimientos especiales que atentan contra la estandarización y que tienen un carácter extraño.

Pese a ello, este autor se suma a las ideas de Oszlak sobre AI al entender que es mejor que las actividades que implican acciones repetitivas sean desarrolladas por robots antes que por personas. En este sentido, el robot y la AI podrían representar la esencia de un empleo público fiable y neutral acorde al modelo burocrático, es decir, aquel basado en la repetición y la estandarización.

Retomando la idea del modelo típico weberiano de administración pública, de corte burocrático y ahora robotizado, estamos hablando de un sistema dirigido a garantizar la racionalidad de las acciones y de las interacciones de todos sus participantes. Pero el objetivo final de este tipo ideal se centraba en suprimir los procesos de libre elección de aquellos factores considerados irrelevantes para el objetivo con el que fueron establecidos, es decir, eliminar cualquier tipo de emoción, creencia o valor particular de quien lleva adelante ese proceso.

No se puede pedir a un agente público que sea un autómata, si bien el sistema burocrático, sobre todo en el pensamiento de Weber, estimulaba una conducta racional (Ramió, 2017). El robot, la AI y los algoritmos no tienen ese problema, no sienten, no tienen valores personales y, sobre todo, no expresan emociones. Aseguran, entonces, las pretensiones básicas del sistema burocrático clásico: ¿Weber pensaba ya en los albores del siglo XX en una robotización de la administración pública? No lo sé, no hago historia contrafáctica ni ciencia ficción. Pero si algo es claro es que la robotización de determinados procesos administrativos es compatible con el tipo ideal de burocracia weberiana.

Como ya se dijo, los avances en materia de digitalización, el impacto de las TIC y el BIG DATA sobre las funciones estatales revisten una importancia mayúscula sobre la administración pública y los procesos gubernamentales. Más allá de entender que la robotización y automatización han generado desplazamientos laborales en las décadas precedentes, el empleo público sigue teniendo componentes propios que permiten que la digitalización y la robotización optimicen la labor de sus agentes, con escasos márgenes para el reemplazo en sus funciones.

Esto no quita que en las próximas décadas el eje de la discusión cambie rotundamente. Por el momento, la incorporación de tecnología en el sector público ha sido una aliada para el desempeño de las funciones de los agentes estatales y los esfuerzos del último lustro se han centrado en la despapelización y la agilización de los procesos administrativos, con el foco puesto más en la prestación de servicios al ciudadano que en los empleados estatales.

En este devenir, no importa el HACIA DÓNDE VA la administración, sino comprender el DE DÓNDE VIENE. Para Pulido, Llano y Iacoviello (2020, p. 283), “el patronazgo, el corporativismo y la excesiva rigidización han moldeado las trayectorias de reformas administrativas regionales, favoreciendo la inestabilidad, superposición y fragmentación de los cambios institucionales”. Esto produce una excesiva e innecesaria politización de la burocracia que deforma su objetivo final y sus valores básicos.

Quién es Maximiliano Campos Ríos

♦ Es Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires y Magister en Administración y Políticas Públicas de la Universidad de San Andrés (UdeSA). Además, realizó estudios de posgrado en las Universidades de Delaware (Beca Fulbright) y en la Universidad de Georgetown, ambas en EE.UU.

♦ Es Profesor Titular e Investigador por la Universidad de Buenos Aires, y dicta materias en grado y posgrado vinculadas con la administración pública en varias universidades de Argentina y América Latina.

♦ Ha escrito más de 100 artículos de divulgación, artículos académicos con referato en revistas especializadas, capítulos de libros, y contribuciones varias vinculadas con sus áreas de expertise.

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